Cuando llega el momento de hablar de bienestar mental con un empleado, es completamente normal que tú, como manager, tengas mil preguntas:
Todas estas preocupaciones son naturales, pero recuerda: tu trabajo no es solucionar sus problemas. Tu papel como manager es que se sientan escuchados, comprendidos y apoyados.
Si el empleado se pone emocional, por ejemplo si llora o si quiere evitar la conversación por miedo a abrirse, es importante dejarle espacio para que gestione sus propias emociones sin hacerlas nuestras. Es decir, practicar la empatía, sin dejarnos llevar por el estado emocional de la persona que tenemos delante.
Escucha lo que Marta nos cuenta al respecto:
Escuchar activamente implica prestar toda tu atención a lo que dice la otra persona, en lugar de escuchar mientras piensas en lo que tu vas a responder. También implica dejar a un lado los pensamientos que te distraen y resistir la tentación de interrumpir o aportar tu punto de vista.
La escucha activa implica una actitud sin prejuicios; entender el mensaje exactamente como es, sin distorsionarlo con tus propias percepciones, prejuicios u opiniones.
La comunicación verbal puede ser complicada, sobre todo cuando se vuelve personal o emocional. Por eso, es esencial entender lo que dice la otra persona en lugar de intentar llenar los espacios en blanco.
Para asegurarte de que entiendes el punto de vista de tu compañero, puedes repetir lo que ha dicho, pero con tus propias palabras.
Por último, no dudes en hacer preguntas. A veces dejamos de hacerlas porque nos pensamos que eso significa que no estamos entendiendo. Pero pedir aclaraciones demuestra que estás realmente interesado en lo que tienen que decir.
Una conversación verdaderamente empática tiene lugar cuando eres consciente de tus propios sentimientos. Sin esta autoconciencia, tus emociones y prejuicios podrían afectar negativamente a la conversación.