Cuidarte Cuando Cuidas de un Familiar Dependiente

12 Oct ‘23
Relaciones personales sanas
Annemarie Andre
Revisado por psicólogo/a Judith Klenter
A person taking care of another person by bringing them a cup of tea.
Es fácil olvidarse de uno mismo cuando te toca cuidar de un familiar. Ya sea que uno de tus seres queridos enferme, o que entre en una edad avanzada más dependiente, es innegable que gran parte de tu atención, tiempo y dedicación se vuelca en esa persona.

 

En este artículo hablaremos sobre los retos que supone hacerse cargo del cuidado de un familiar y cómo puedes seguir atendiendo tu propio bienestar mental por el camino.

 

Cambios en las dinámicas familiares al cuidar de un ser querido 

 

Cuidar de familiares conlleva retos mentales, así como nuevas dinámicas en las relaciones. “Es común que haya cambios en los roles familiares. Por ejemplo, la hermana pequeña puede convertirse en la mayor si el otro hermano enferma”, dice la psicóloga Judith Klenter. 

 

El cambio también puede ser muy difícil a nivel emocional para los abuelos que reciben el cuidado. Judith añade: “Que te tengan que cuidar durante la edad avanzada puede provocar sentimientos de culpa, vergüenza y rabia, ya sea porque no quieran molestar, o por la frustración de que ahora se tomen decisiones por ellos.”

 

El duelo también desempeña un papel importante en el cuidado de los demás, sobre todo cuando la persona padece demencia o Alzheimer. “En psicología hablamos de ‘pérdida ambigua’, que es el duelo por perder a una persona que sigue viva pero que ya no está tal y como la conocemos”.

 

Recuerda que el cambio en la dinámica de la relación supone un reto para ambas partes. Pero hay cosas que puedes hacer para cuidar tu relación y promover el bienestar de todos los que participan en ella:

 

  • Hable con la persona, no sobre ella.
  • Intenta tratar a la persona vulnerable cómo una persona con capacidad de decisión, y respeta su derecho a la intimidad y a tener su propia opinión.
  •  En la medida de lo posible, permitirles tomar sus propias decisiones y respetar sus elecciones.
  • Sigue en contacto con el rol que esa persona ha ejercido en tu vida. Por ejemplo, haciendo bromas si era una persona bromista, o hablándole desde el respeto si esa era la relación que teníais. 

 

Retos mentales y soluciones

 

Cuidar de los seres queridos no sólo afecta tus relaciones con los demás, sino que, además, tiene un impacto directo en tu bienestar mental. Cuando te sientes abrumado por el estrés que conlleva, puede que tengas alguno de los siguientes síntomas: 

 

  • Irritabilidad
  • Sensación de agotamiento debido a los constantes cambios
  • Dolor de espalda, cuello y articulaciones
  • Dolores de cabeza y extremidades
  • Malestar estomacal
  • Mareos
  • Problemas para dormir

 

Si te sientes así, piensa en cómo puedes conseguir el apoyo del resto de la familia o de servicios sociales y tómate un poco de tiempo libre para estar contigo mismo todos los días (al menos un rato).

 

Plantéate las siguientes preguntas: 

 

¿Qué servicios existen que aún no haya aprovechado y que podrían facilitarme las cosas? (por ejemplo, comida a domicilio, licencias para cuidados a tiempo parcial, cuidadores a domicilio, servicios de limpieza, etc.). 

¿Qué rutinas que siempre me han hecho bien he descuidado y cómo puedo volver a integrarlos en mi vida?

¿Hablo regularmente de mi situación y con quién?

¿Puedo hablar abiertamente de ello con mis superiores y posiblemente pedir más flexibilidad horaria?

 

Recuerda: No tienes porqué pasar por esto solo,  pide apoyo cuando es necesario. Para poder estar disponible para los demás, primero debes cuidar bien de ti mismo. 

 

 

Consejos para integrar el autocuidado en tu vida diaria

 

1. Saca tiempo para ti mismo

 

Cuando cuidas de un ser querido, sacar tiempo para uno mismo puede ser todo un reto. Haz un esfuerzo consciente por encontrar esos momentos, aunque sólo sean unos minutos.

Realiza alguna actividad que te haga sentir bien y te relaje, como leer unas páginas de tu libro, dar un paseo o escuchar tu canción favorita.

 

2. Averigua qué necesitas

 

Tus formas de autocuidado van variando a lo largo de tu vida y según tus necesidades. Por eso, es importante que primero averigües que es lo que necesitas en este momento. 

 

Por ejemplo, puede que hace unas semanas tu forma de cuidarte fuera ir a pasear con tu familia, pero hoy sea poner límites y estar a solas un rato.


Para saber cual es la mejor forma de atenderte, basta con preguntarte de forma honesta en un momento de tranquilidad. Encuentra un momento de calma, dirige tu atención hacia tu cuerpo y hacia tu interior, y pregúntate: ¿Qué necesito hoy? ¿Cómo puedo cuidarme hoy? 

 

Respóndete sin juicio y con sinceridad y actúa en consecuencia. 

 

3. Planifica tu tiempo 

 

La gestión del tiempo ayuda muchísimo cuando estamos a cargo de una persona. No cabe duda de que combinar tus responsabilidades con el cuidado de un familiar es todo un reto. Por lo tanto, intenta no planificar un día con muchas actividades y deja algo de tiempo libre. Si surge algún imprevisto, estos tiempos libres te dan más flexibilidad y te pueden ayudar a manejar el estrés

 

4. Habla de tus sentimientos

 

Reprimir tus sentimientos solo hace que salgan posteriormente de formas no gratas. Cuando te lo callas todo, te vuelves más irritable, y tarde o temprano terminas por explotar. 

 

Por el contrario, hablar de cómo te sientes te va a ayudar a gestionar las emociones difíciles, e incluso darle otra perspectiva a la situación. 

 

Así que, no dudes en hablar de ello con una persona de confianza, o con alguien que haya pasado por la misma situación; esto te hará sentir validado y comprendido. 

 

 

5. Sigue en contacto con la parte positiva

 

Aunque estar a cargo de un ser querido puede ser difícil de gestionar, no todo es negro. 

 

Busca la parte positiva de la situación. Por ejemplo, al cuidar de tus padres, muchos cuidadores se sienten útiles y agradecidos por poder devolver todo el cuidado que recibieron por su parte. 


Recuerda que estás cuidando a una persona vulnerable y eso es algo digno de admirar. Siéntete orgulloso de ti mismo por la labor que estás haciendo. 

 

Déjate ayudar por OpenUp

 

Como cuidador, es normal que te nazca priorizar a la persona más vulnerable. Sin embargo, es de vital importancia que también sigas cuidando de tu propio bienestar. La clave está en encontrar un equilibrio y recordar que cuidarte a ti mismo, es también una forma de cuidar a los demás. 

 

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